Me voy a la cama. Tengo sueño y... no,no lo tengo. En realidad debo volver al trabajo. Necesito pensar, soñar con la piel del camaleón.
Soy coleccionista de insectos. Ese es su nombre científico. No me gusta la palabra "bichos" porque esta puede designar demasiadas cosas.
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- De naranja, por favor.
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Pero en concreto tengo pasión por las mariposas. Esto no quiere decir que las observe todos los días con microscopio. Ni que me dedique a andar por el campo con una red en la mano.
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- Gracias.
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Yo sólo miro sus alas al sol. Su minúsculo cuerpecillo, que semeja débil y efímero. Intento encontrar, por ahora sin éxito, la lengua de las mariposas.
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- Es la hora. El tiempo no puede pararse sin mí. Eso sería exponerse demasiado.
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Despierto entre Posits de colores. Me visto y me dispongo a desayunar. No ha sonado ningún timbre de momento, aunque no tardará. En el comedor los únicos seres animados somos yo, un pez cebra llamado Wanda y el humo que despide la rebosante taza de café que se me presenta delante.
Una hoja cada día (y medio). Ya no puedo escribir más.