viernes, 9 de marzo de 2012


Un día decidí marcharme.No había nada que perder.Así que abrí el armario, dispuesta a vaciarlo a saco...Y me lo encontré.No entendía muy bien que hacía allí.No recordaba haber jugado con él de pequeña, ni comprarlo como antigüedad o algo así años después.Era un mono,sí un chimpancé.Pero no iba desnudo, ni mucho menos.Él estaba allí con su chaqueta roja como la pasión de dos amantes.También llevaba puesto un gorro de Botones, que supongo habría conseguido en el hotel más grande y lujoso de Nueva York, la ciudad que nunca duerme.Me llamaba especial atención su pajarita.Elegante en un color un poco más oscuro que el de su rebeca, y con lunares en una perfecta y armónica combinación de colores.Violeta y negro.Y ahora lo mejor, lo que sostenía en cada mano.Los platiyos.Gigantes,dorados,intactos.Como si nunca se hubieran juntado en un sonoro CHAS!

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